lunes, 5 de junio de 2017

Bienvenid@s al Enterprise

En México tenemos excelentes guionistas, productores, actores y realizadores; un cine que después de una época difícil, se recupera a pasos agigantados; una televisión pública con serios problemas económicos pero con producciones propias que están a la altura de las mejores del mundo; espacios disponibles dentro de la televisión de paga; una audiencia a nivel mundial que se siente atraída hacia las producciones mexicanas; un monopolio televisivo que se rompe dejando tras de sí excelentes productores, técnicos, escritores y escritoras; al menos una decena de universidades preocupadas y ocupadas en la formación de nuevas generaciones de cineastas, guionistas, productoras y productores. México, está encontrando su propia voz, una que es capaz de, sin dejar de ser propia y auténtica, ganar los mejores premios en la escena internacional.
Creo que el futuro de la televisión mexicana deberá estar marcado por la creación de productos e historias que den cuenta no sólo de la realidad nacional sino de los conflictos internos y la evolución de sus ciudadanos, de las aspiraciones genuinas de los hombres y las mujeres cuyo ideal en la vida ya no es encontrar el amor, sino encontrarse a sí mismos, crear un futuro, tomar decisiones, revelar al mundo su propia personalidad o incluso salvarlo de sí mismo.
No pretendo decir que la telenovela deba acabarse pero tendrá, al igual que cualquier producción, ser considerada un producto de nicho y no masivo como lo fue hasta hace muy poco tiempo.  Las series y miniseries no son nuevas, pero en la última década han evolucionado más de lo que lo habían hecho en los anteriores cuarenta años. En el futuro, deberemos ser capaces de imaginar y retratar al ser humano y la naturaleza humana con toda la crudeza, realidad y sensibilidad con que se manifiesta. Quizá en estos tiempos la mayor aspiración no es el amor, sino la verdad, la autenticidad, quizá los demonios contra los que hay que luchar no están fuera, sino dentro, quizá la fabricación de superhéroes y heroínas, la lucha contra el terrorismo, lo sobrenatural y lo mágico, no son sino metáforas para la verdadera lucha que cada ser humano enfrenta contra sí mismo. Al caérsenos las certezas, los ídolos y tambalearse nuestras creencias en el futuro y la trascendencia quizá la última frontera se halla dentro de cada uno de nosotros e igual que el Enterprise en su viaje a través del universo, nos toca explorar los confines de nuestra propia humanidad: la última frontera.

La TV Mexicana: Modelo íbrido


La televisión vive gracias a las audiencias medidas a través del share y el raiting, su supervivencia depende o dependía de su capacidad para enamorar al público televidente; esto hizo que sus formatos se adaptaran a los gustos, necesidades y condiciones de cada cultura. Si bien podemos identificar similares formatos, es necesario decir que cada país ha elaborado productos propios que se apegan a las costumbres y necesidades de sus audiencias, por esta razón, una comparación entre producciones similares de diferentes países no resulta justa en ningún caso, cada quien tiene la televisión que necesita pero también la que le ha sido posible crear a partir de sus condiciones específicas y su realidad cultural, social, política y económica. La historia de la televisión a nivel mundial no es sino la suma de las historias de cada una de las televisiones nacionales, sus crisis, su búsqueda de identidad, su lucha por expresar una voz propia en un lenguaje que se volvió universal.

También es cierto que la televisión como cualquier producto de entretenimiento ha estado determinada por las historias y los formatos surgidos en otras naciones, en el caso de México, por ejemplo, la forma de hacer televisión estuvo influida por la televisión norteamericana, siendo las series de esta nacionalidad las que desde un principio invadieron la programación nacional junto con los escasos programas de producción propia. Al mismo tiempo, nuestro modelo de televisión pública imitó mucho más a los modelos europeos, así, nos encontramos ante una fusión entre la forma europea de hacer televisión y la norteamericana.

La televisión: entre el desprecio y la admiración


La televisión como invento tecnológico, surgió durante la tercera década del siglo XX, a partir de entonces, evolucionó hasta convertirse en uno de los productos mejor aceptados por las familias de todo el mundo. En sus inicios tuvo serias fricciones con el cine, su hermano mayor, de quien copió formatos, historias y técnicas. El cine guio a la televisión en sus primeros pasos, le heredó la forma de contar la realidad a partir de imágenes e incluso un público sensibilizado con el consumo de historias y melodramas, a base de ensayo, error y no menos pérdidas, la televisión se introdujo en los hogares alrededor del orbe como algo íntimo, cercano y familiar.

Las familias pasaron de congregarse en torno a los aparatos radiofónicos para hacerlo alrededor de los aparatos de televisión.  Este nuevo medio se nutrió en un principio, de los entretenimientos que lo precedieron como el teatro, la radio y por supuesto el cine, poco a poco se fue inventando formatos propios, diversificando su contenido, vinculándose con una audiencia en constante crecimiento, pasando de ser un producto de élite que llegaba sólo a quienes podían pagar un aparato tan caro, a ser un producto para el pueblo.



Bienvenid@s al Enterprise

En México tenemos excelentes guionistas, productores, actores y realizadores; un cine que después de una época difícil, se recupera a ...